Ayahuasca Internacional: El negocio que está adulterando un ritual sagrado

La demanda de ayahuasca en Occidente está creando oligopólios donde el beneficio económico tiene más peso que la espiritualidad de la ceremonia. Un mercado donde proliferan las denuncias de malas praxis, estafas y pseudo-chamanes.

 

Play Ground

 

CLARA GIL

La ayahuasca es una planta sagrada para las comunidades indígenas del Amazonas. Perú, Colombia, Brasil o Ecuador la han utilizado durante siglos para sanar y asegurar el buen equilibrio de la comunidad. La planta es una parte más de su identidad como pueblo.

Pero esta identidad ahora corre el peligro de desaparecer. Los occidentales y algunos nativos han visto en la demanda de ayahuasca creciente en los últimos años una potente fuente de ingresos donde la tradición y cultura indígena son lo de menos.

Las propias comunidades indígenas y los expertos científicos denuncian ahora muchas de estas prácticas y señalan a varias personas y empresas como responsables. Brebajes que se ofrecen sin control, sin conocimiento o sin las mínimas condiciones de seguridad son, según denuncian fuentes próximas, solo una pequeña parte de un tinglado que llevan alrededor de un centenar de empresas en todo el mundo. Entre ellas, hay una, la más visible de todas, que se ha ganado la enemistad todos. Se trata de Ayahuasca Internacional, fundada por el argentino Alberto Varela, que está moviendo una importante negocio con el uso de la planta. Él mismo se denomina como el heredero y el principal creador de una escuela terapeútica única de ayahuasca en Europa.

 

1. Un ritual sagrado y ancestral

Cuenta la leyenda indígena que la Pachamama (la Madre Tierra) le dio al pueblo andino la hoja de coca para que soportase la tristeza, el hambre y el dolor en tiempos de esclavitud. Algo similar ocurre con la ayahuasca. La mística indígena asegura que fue un cabello de la corona de Dios que cayó en la tierra y germinó en forma de liana dando lugar a esta planta.

En la última década ha surgido una fiebre de consumo y de interés alrededor de esta planta. Una demanda que ha dado lugar a hordas de turistas que vienen a "tomar" yagé (el término que utilizan en Colombia para el brebaje). En ese mercado, muchos occidentales —y también nativos— han visto una oportunidad para hacerse millonarios, comprando terrenos donde cultivar la planta y obligando a comunidades indígenas a estar a su merced por la incapacidad de hacer frente a la gran demanda, que se concentra ahora en unas pocas manos, entre ellas, Ayahuasca Internacional.

Han creado alojamientos, agencias de viajes, empresas que mercantilizan y comercian con la planta, así como escuelas donde se asegura enseñar a preparar y dar el brebaje con costes que rondan los 700 euros. "Estas personas están intoxicando toda la cultura indígena. No tienen ningún tipo de respeto hacia la planta, ni hacia los sabios ni hacia las personas que quieren probarla", asegura el nativo colombiano Andrés Córdoba a PlayGround.

Córdoba es médico yagecero. Lleva 18 años aprendiendo de los taítas —los abuelos y abuelas— que ostentan el rango más alto en su comunidad indígena por su exhaustivo conocimiento y sabiduría. Se ha formado junto a las comunidades del Cofán, del Inga y de Kamtsa, y asegura que todavía es un "cachorro".

"Los sabios son los únicos que pueden sanar y los verdaderos dueños de la planta sagrada. Han pasado muchos años —algunos hasta 30— aislados en la selva conociendo las propiedades de las plantas. Pueden conocer hasta 500 tipos. Es una sabiduría en plena integración con la naturaleza que les permite interpretar las distintas energías", añade Córdoba.

Por eso, Córdoba insiste en denunciar a estas empresas y a personas como Alberto Varela (responsable de Ayahuasca Internacional) que están "estafando a la gente". Sostiene que, se están apropiando de una cultura que no es la suya y a la que, además, no tienen intención de respetar ni de continuar su legado. "Lo único que les preocupa es el beneficio económico. Están denominándose como los grandes conocedores de esta planta y dañando gravemente a las comunidades indígenas con sus prácticas", denuncia.

Este "cachorro yagecero", como él se denomina, también dirige una organización en que ayuda, a través de la ayahuasca, a las generaciones jóvenes más vulnerables a salir de las drogas y de los conflictos que viven a diario en las ciudades de Cali y Medellín. "Lo hacemos con todo el respeto hacia nuestros abuelos, siguiendo todo el ritual de las ceremonias, dando a conocer la cultura y la herencia milenaria que nos han dejado y que está en peligro de desaparecer si nadie continúa con su legado", sostiene .

La ayahuasca es una de las cientos de plantas que, desde milenios, han formado parte de la historia y cultura de los pueblos indígenas. Su uso no se limita tan solo al de las propiedades curativas, sino que también forma parte del ideario indígena, de la concepción de comunidad como uno solo. Durante las ceremonias se reza, se hablan las lenguas indígenas y se cuentan las historias del legado de cada comunidad. Su preparación conlleva un ritual sagrado. Es esta idea de comunidad, la de dejar de pensar en el individualismo y de honrar a los antepasados la que persigue Córdoba.

"Cuando alguien estaba pasando por un mal momento —añade Córdoba— afectaba a toda la comunidad. Si alguien sufría, todos sufrían. La ceremonia del yagé se destinaba a la armonización y el equilibrio de toda la comunidad. Por eso estamos en contra de las prácticas de multinacionales como Ayahuasca Internacional. Están haciendo que se pierde la esencia de esta ceremonia y todo por tener un beneficio económico".

No es la primera vez que Córdoba se enfrenta a Varela públicamente. Ya lo ha hecho en varias ocasiones. "No estoy en contra de que el conocimiento de la ayahuasca llegue a Occidente. Pero lo que no podemos aceptar son prácticas como las que hace el señor Alberto Varela. Si la gente quiere probar el yagé que lo haga con la gente que realmente sabe y respeta la planta.", concluye Córdoba.

 

2. "La multinacional de la consciencia y la apertura del corazón"

 

"Alberto Varela es la cara más visible de los empresarios que se han sumado a comercializar con la planta en Occidente", explica un antiguo colaborador de Ayahuasca Internacional, una de las varias empresas que Varela tiene bajo su propiedad. El excolaborador prefiere mantener el anonimato.

Varela se ha ganado la enemistad del pueblo cofán, el pueblo indígena que en su día dijo haberle dado la autorización de "maestro yagecero" después de haber trabajado algún tiempo junto a ellos. Varela confirma que realizó más de 30 viajes en 10 años y que ahora están utilizando al taíta Querubín en su contra para conseguir dinero.

Una expaciente dice de él que se trata "una persona enormemente inteligente, sin escrúpulos, que está estafando a la gente y provocando un problema de salud pública". Lo mismo comparte el excolaborador. Le acusan de manipular a las personas, de no estar distribuyendo ayahuasca 100% pura, de malas praxis y de actuar como una secta donde él es el máximo Mesías.

El empresario asegura a PlayGround que todo lo que se dice sobre él es "mentira y fruto de una conspiración internacional". "Es una trama internacional de desprestigio que me ha servido muchísimo para duplicar y triplicar mi empresa", explica Varela. "Cada vez viene más gente interesada en formar parte de la primera multinacional de la consciencia y la apertura del corazón. Somos más de 100 personas en mas de 15 países. Tengo 10 casas en varios luagres de América y Europa donde recibimos mas de 10.000 personas de todo el mundo", añade.

No le falta razón: cualquier persona que busque en Google dónde acudir a un retiro de ayahuasca va a encontrarse con una amalgama de páginas a nombre de Alberto Varela. Según confirma el propio Varela, sus empresas están legalmente constituidas, pagan impuestos y dispone de un equipo de márketing de casi 20 personas que gestionan más de 150 redes sociales y páginas webs. Además, cuenta con miles de testimonios que dan fe de sus buenas experiencias.

Ayahuasca Internacional asegura contactar con más de un millón de personas al mes. Su blog tiene más de 6 millones de lectores y cuenta con negocios como InnerMastery o La Escuela Europea Ayahuasquera. Esta última forma a "facilitadores" (las personas que ofrecen el yagé) por un precio de 700 euros. También es propietario de Ayahuasca Travels (una agencia de viajes) y de un pequeño hotel en Mocoa, Colombia.

Varela asegura que el motivo de la persecución y de que más de 100 cientificos cualificados firmaran una carta en la que "desvirtuaban" sus prácticas se debe, según él, "al tipo de terapia única que ellos ofrecen". "Creamos las condiciones para que las personas descubran a su maestro interno, para que nada ni nadie les guíen... Ni la ayahuasca, ni los maestros, ni los terapuetas, ni el grupo de estúpidos eruditos que ha firmado la carta. Por eso quieren desacreditarnos", concluye.

Sus retractores, en cambio, aseguran que el empresario argentino (que gana unos 10.000 euros al mes, según el excolaborador) no tiene ningún respeto por la planta ni por las personas que acuden a él. "Ese mensaje es puro márketing. Varela funciona a modo de secta, sin ninguna preparación profesional terapeútica y se aprovecha del estado de vulnerabilidad de las personas cuando están tomando la ayahuasca", dice el excolaborador.

A pesar de la oposición del pueblo cofán y del taita Querubín, Varela cuenta con la presencia del nieto de este, Victor Queta. Le acompaña durante sus giras internacionales para demostrar que tiene la "sabiduría indígena" necesaria para ofrecer el yagé. Su antiguo colaborador también nos ha hecho llegar este vídeo en el que puede verse cómo Varela manipula a otro indígena de la nueva generación —el hijo del Taita Domingo— explicándole lo que debe decir:

Hay muchos testimonios sobre los abusos que ha cometido Varela. También sobre la red de márketing que tiene formada y sobre los famosos cursillos para convertirte en un facilitador de ayahuasca", denuncia el mismo excolaborador. "Esos cursillos solo le sacan el dinero a la gente. Ni siquiera tienen conocimiento de la planta, ni siquieran la toman durante las sesiones- algo que es fundamental en cualquier ceremonia de yagé- y varias personas han tenido muy malas experiencias con él pero el miedo les puede a la hora de denunciar", explica.

También carga contra los terapeutas de la organización. "Algunos sí tienen la formación de psicólogos, pero la gran mayoría proviene de otras áreas de estudio que no tienen nada que ver. Son incapaces de gestionar a una persona que entra en una situación que puede poner en riesgo su salud e integridad física. Es un verdadero problema de salud pública", añade.

"Una de las pacientes que estuvo siguiendo varias sesiones con Varela me aseguró que, además de sentirse completamente deprimida, había entrado en una situación de vulnerabilidad contínua porque Varela le dijo que su problema radicaba en que estaba bloqueada sexualmente y que lo que tenía que hacer para resolver ese problema era acostarse con hombres, con todos los que pudiera", confirma la misma fuente.

 

"Además, —añade— he estado presente en una toma en la que, debido al exceso de gente que acudió, se tuvo que rebajar con agua para que todos pudieran beber. Es una auténtica estafa. Ni siquiera están dando ayahuasca pura y he asistido a sesiones de tomas donde sonaba Eminem de fondo. ¿Qué tipo de ceremonia es esa?".
 

Varela desmiente estas acusaciones y asegura que dispone de 10 chamanes que preparan el brebaje y que la ayahusca es 100% pura, supervisada por maestros ayahuasqueros de su propia organización que van a la selva a verificarlo.


 

3. Ayahuasca: ¿Moda, terapia, droga o espiritualidad?
 

El consumo de la ayahuasca es un fenómeno global. El antropólogo Santiago López-Pavillard, presidente la asociación Eleusis, que investiga los estados modificados de conciencia, explica que entre los usuarios que desean probar la ayahuasca hay una parte que realmente lo hace de una forma respetuosa y buscando una sanación espiritual que no ha encontrado con otras terapias.

Pero también alerta de los usos indebidos, tanto de quienes la ofrecen como de quienes la reciben. "Muchos occidentales buscan cada vez más sensaciones y experiencias fuertes. Bajo mi punto de vista, no todo el mundo está preparado para hacerlo y mucho menos si no se dan unas condiciones de seguridad y uncódigo ético que las refuerce", mantiene López-Pavillard."Es cierto que hay personas que realmente están haciendo un trabajo terapéutico con esta planta pero, por desgracia, son una minoría", sostiene.

 

Ahora, cualquier persona puede adquirir el brebaje o acudir a un retiro con tan solo entrar en internet y tras desembolsar cantidades que superan, en muchos casos, el 300% del precio original. Este tipo de usos, el mayoritario, es el que está desprestigiando y adueñándose de una cultura indígena milenaria que interpreta bajo la mirada occidental unas tradiciones y unos conocimientos propios de las culturas indígenas.

Esta prostitución de la ceremonia sagrada no se centra solo en Occidente. También hay nativos que están viendo en esta fiebre de la ayahuasca una forma fácil de conseguir dinero.

Algunos nativos, por ejemplo se hacen pasar por chamanes. Las nuevas generaciones no están dispuestas a sacrificar tantos años de sus vidas aprendiendo las eneseñanzas de sus abuelos. "Es entendible, pero no se dan cuenta de que están haciendo el mismo daño que los occidentales a sus comunidades", explica el pianista y médico yagé Jordi Trainé, que lleva cinco años estudiando la medicina amazónica con chamanes.

En Europa existen varios estudios clínicos y científicos destinados a descubrir las capacidades terapeúticas de esta planta y de su componente químico, la DMT, un principio activo contenido en la Psychotria viridis. Tras la cocción de las dos plantas- Psychortia Viridis y Banisteriopsis Caapi- la DMT pasa a la infusión ( al brebaje). La DMT está fiscalizada por la la JIFE (La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes), y la ha declarado "ilegal" en muchos países. 

La Fundación ICEERS se dedica a estudiar y a integrar el conocimiento etnobotánico de los pueblos indígenas en la terapia occidental actual. "Ni realizamos ni promocionamos ceremonias. Solo hacemos investigación y defendemos a personas que han sido perseguidas, o que han comprado por correo y se han visto implicadas en procesos judiciales", explica José Carlos Bouso, Director Científico de la fundación.

Su equipo de psicólogos asesora a personas que van a tomar esta planta. Les aconseja si deben hacerlo después de una entrevista previa y desde un punto de vista científico. "Sí es cierto que hay malas praxis. Hemos recogido muchos pacientes que han tenido malas experiencias y que acuden a nostros. La ayahuasca. Igual que otras sustancias y plantas, es un fármaco potente, con muchas cualidades terapeúticas pero donde debe darse un mínimo de condiciones de seguridad a la hora de administrarla", asegura Bouso.

Preguntado sobre el impacto que una "excesiva demanda" puede tener sobre las comunidades indígenas y las malas praxis, Bouso asegura que "hay un impacto ecológico evidente, pero a la vez hay grupos que hacen cultivos sostenibles. Hay comunidades que están encantadas con los turistas, les tratan bien y además les viene muy bien que vengan porque les ayudan en la reconstrucción de sus comunidades o recuperan señas de identidad. Y hay otras culturas en las que el impacto ha sido demoledor, pero ya desde los tiempos de María Sabina, la primera chamán", apunta.

4. ¿El fin de una tradición?

La ayahuasca tarda de 5 a 7 años en poder utilizarse. Según el maestro yagecero Córdoba, se está explotando el recurso y, aunque no corre el riesgo de extinguirse, si hay peligro de que escasee.

Tanto los científicos como los indígenas coinciden en el respeto hacia la comunidad indígena y el conocimiento a la hora de preparar el brebaje. No solo por una cuestión de legado histórico y cultural, sino también por una cuestión de salud pública.

Sin embargo, Varela discrepa: "Ni la planta ni los chamanes deben ser idolatrados. La planta es una maravillosa herramienta de trabajo y debe utilizarse como parte de un abordaje holístico que contemple muchas mas cosas de las que contemplan los chamanes y ayahuasqueros del mundo". Una particular visión del empresario que aboga por "democratizar" la planta.

"El problema de Varela es que está haciendo un uso completamente inconsciente y desmesurado de la ayahuasca", explica Córdoba. "No solo es irrespetuoso sino que es una estafa a nivel internacional. El debate no recae en si Occidente debería beneficiarse o no de las propiedades de esta planta sagrada, que bajo mi punto de vista, si puede hacerlo", resume el indígena.

"El problema es cómo se hace este acercamiento, sin cumplir con ninguna de las tradiciones chamánicas, sin compartir la cultura milenaria de los indígenas, usurpando la herencia cultural de estas comunidades y con el único obetivo de lucrarse", añade.
 

Varela insiste en que está destinando parte de las ganancias a las comunidades indígenas y que tiene a varias de ellas contratadas para suministrale la planta, a pesar de que el pueblo cofán lo desmiente.

Las comunidades indígenas se han visto afectadas por las masacres para explotar sus recursos naturales como el caucho, viendo su hábitat cada vez más reducido. Han sufrido tambén las consecuencias de la colonización y la evangelización. Ellos, los principales defensores de la naturaleza, están viendo ahora cómo —de nuevo— el hombre occidental está explotando de nuevos sus recursos y apropiándose de una herencia cultural que está en peligro de desaparecer si no hay nuevas generaciones que las preserven.

"Si quieren tomar yagé, vengan aquí, al Amazonas. Tomen con los sabios. Compartan una ceremonia sagrada con ellos. Vivan, aprendan y respeten su cultura y sus tradiciones y sobre todo tengan humildad. Si personas como Varela siguen creciendo, el verdadero sentido y la esencia de la ceremonia se perderá", cierra Córdoba. "La planta es un regalo sagrado de la tierra que habitan las comunidades indígenas que durante siglos han sabido hacer un uso noble de ella, que ahora el dinero no lo corrompa."

 

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